Es un ejercicio difícil corregir un modelo de referencia que impulsó el mercado de los roadster deportivos desde su lanzamiento en 2003. Se trata de una sutil alquimia entre la modificación de los elementos que la mayoría de la gente critica y el mantenimiento de la esencia de lo que hizo que fuera un éxito. Kawasaki decidió revisar la Z1000 de arriba a abajo para ponerse a la altura de la competencia, que empezaba a despuntar, especialmente en Europa. Por ello, sus ingenieros han partido de cero y han hecho la audaz apuesta de aspirar a la codiciada posición de líder de la clase. Así que, esta nueva Z: ¿Goteo o quiebra?
Me enamoré literalmente de la Z cuando salió en 2003, con su vestido rojo y negro, su aspecto manga, sus llantas con bordes pulidos, sus cuatro pistolas doradas… La competencia se había dado un tortazo, aunque la Z no estuviera exenta de defectos. De hecho, fueron sus vibraciones tetánicas y su falta de espacio en el maletero a bajas revoluciones lo que me había disuadido de comprarlo. Pero eso no impidió que sedujera a muchos moteros, y para descubrir este nuevo modelo, nada como ir acompañado de uno de ellos.
2007, Kawasaki anunció que las quejas de sus clientes habían sido escuchadas y sus deseos cumplidos. Se rumorea que el nuevo Z ya no sufre los males que lo caracterizaban, con un motor mejor suspendido y relleno, pero también un nuevo freno radial completo, una mejor suspensión, un centro de gravedad más bajo para mejorar su vivacidad… y la lista continúa. Es difícil mantenerse estoico ante semejante provocación. ¿Puedes creer que haya pasado un año? Ese es exactamente el tiempo que transcurre entre las dos Navidades de un niño pequeño, te dejo imaginar la vuelta a la infancia sufrida en la mañana de la prueba. Estaba como un loco, deseando desenvolver el papel de regalo para descubrir la sorpresa que había dentro.
Hay que admitir que, desde el punto de vista estético, el envase es bastante atractivo. Entre los elementos que se conservan del modelo original, encontramos la cabeza de la horquilla, la horquilla invertida, las llantas pulidas y el aspecto general del roadster. A esta base se suman unos acabados mucho mejores y nuevos elementos que realzan la vistosidad como las pinzas radiales, el nuevo bastidor y bloque motor, el minisabot, los dos grandes silenciadores y el nuevo basculante.
El velocímetro ha sido totalmente rediseñado, con la acertada iniciativa de volver a un preciso contador analógico para el cuentarrevoluciones, un bonito indicador de combustible y una pantalla digital que muestra la información habitual, incluyendo el reloj y el recorrido simultáneamente, mientras que había que elegir uno u otro en el modelo anterior. Los faldones derivados de la ER-6 con los intermitentes integrados son un inconveniente menor, ya que contribuyen a la delgada línea de la Z. También hay que tener en cuenta que el nuevo paso de rueda reduce aún más el espacio bajo el asiento, pero parece que se puede montar una U específica… a ver.
Lo malo de la espera es que tiendes a idealizar el objeto de tu deseo. Un poco como una película que todo el mundo te aconseja que vayas a ver, esperas tanto que te suele decepcionar. Y, por desgracia, eso es exactamente lo que sentí en los primeros viajes. Mi sonrisa y entusiasmo se desvanecieron en pocos segundos… Esperaba encontrar un asiento agresivo, inclinado hacia delante sobre un manillar ancho y recto, una posición de conducción idéntica a la del modelo antiguo o a la de una Super Duke. Pero aquí estoy, en cambio, en una FZ1, una posición muy erguida, como en un sillón. Incluso el manillar me deja perplejo, elevado en los extremos. Tengo la desagradable sensación de tener las muñecas giradas hacia dentro. En cuanto a la mecánica, no me preocupa el motor en los primeros kilómetros que nos alejan del centro de Aix-en-Provence y el molino parece ser lo más lineal posible, muy tranquilo y silencioso.
Tengo la impresión de que esta nueva cosecha está simplemente desinfectada. Como si fuera necesario ser sabio para complacer al mayor número. Los ingenieros de Kawa han mantenido el aspecto pero han dejado el alma, señala el concesionario de motos segunda mano Granada Crestanevada. Tengo que admitir que las vibraciones han desaparecido, que el par motor parece estar disponible desde las primeras revoluciones, pero falta algo… Aquí estoy, decepcionado, como un niño junto al árbol de Navidad, junto a un papel de regalo que no ha aportado la alegría esperada.